Derechos y Seguridad en Egipto

DERECHOS Y SEGURIDAD EN EGIPTO
                                                                                                                    
       Arturo Ávila Patiño 

La inestabilidad política del 2011 en el norte de África y Oriente Medio ha provocado que la promoción y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales de la lucha por la seguridad en los países de Argelia, Egipto, Túnez y Libia haya llevado a tomar acuerdos en los tres primeros para impulsar un diálogo en Libia, donde como primera acción conjunta rechazan las injerencias de países extranjeros. Desde esa perspectiva la solución de la crisis en Libia no debe ser tratado desde la solución militar. Por otro lado no es posible analizar los derechos humanos y la seguridad en Egipto sino se toma en cuenta los cambios que se genera en la UE, y fundamentalmente en el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), frente a los atentados terroristas a partir del 11-S en suelo europeo. Es necesario recordar que el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) es el servicio diplomático de la UE. Su objetivo es hacer la política exterior de la UE más coherente y eficaz, aumentando así la influencia de Europa en el mundo, habría que ver brevemente si tales objetivos se han cumplido. Los planes y proyectos de la Unión Europea como políticas de vecindad en el norte de África y el mediterráneo ha sido un fracaso, tenemos a la Unión por el Mediterráneo, como queda dicho, fue impulsada por la presidencia francesa de la UE del primer semestre de 2008, y fue retomada por todos los EEMM que la aprobaron, junto a los países de la ribera Sur, el 13 de julio de ese mismo año, con el objetivo de relanzar el Proceso de Barcelona. Este proceso presento muchos retos y algunas aristas asociadas, entre otras, a la seguridad y estabilidad que tiene la UE en su frontera Sur, a la capacidad de ésta para contribuir a la resolución de conflictos y, finalmente, a la viabilidad de los proyectos concretos establecidos para lograr ciertos niveles de infraestructuras básicas y de desarrollo económico, más allá de los intereses de las potencias europeas y de las multinacionales. Fue un fracaso porque no fue enfocado desde la perspectiva de la igualdad de sus actores, donde el diálogo y la participación fueran formuladas como proyectos originales y no impuestas desde la vieja cultura del desequilibrio en las partes. Es así como en esas condiciones ningún proyecto solidario pudo corregir la desigualdad de los participantes, a un lado y otro del mediterráneo y norte de áfrica.
Frente a este cuadro, de las tensiones que tuvieron lugar en 2011 y el fracaso de la UE, surge un nuevo actor, Suiza quien persigue acompañar a Egipto en su transición política, económica y social, centrando proyectos en la democracia y los derechos humanos, así como en el crecimiento y las problemáticas de la migración y la seguridad. Por vez primera África del Norte encuentra un buen aliado que apuesta por ellos preocupándose de la seguridad precaria, la economía estancada y los fuertes flujos migratorios que están al orden del día en esta parte del continente africano. En línea de los proyectos bilaterales, se hace un diagnóstico de la situación de Egipto resultando que la pobreza es más que una falta de ingresos, de alimentos y de educación escolar. Puesto que también está presente el temor y la impotencia, la inseguridad y la falta de derechos, la discriminación y la arbitrariedad estatal forman parte también por desgracia de la condición de los más desfavorecidos. Por lo tanto, para reducir la pobreza de manera sostenible y garantizar el desarrollo, es indispensable fomentar el Estado de derecho, los derechos humanos y la justicia. Toda esta primera parte contribuye a promover el Estado de derecho, los derechos humanos, el diálogo político y la sociedad civil, es decir, una Transición Democrática y Derechos Humanos. Pero también, África del Norte (Argelia, Túnez, Egipto y Libia) tiene una tradición marcada por numerosos flujos migratorios: individuos que se desplazan en su país, en su región, y hacia Europa, huyendo de las crisis económicas y los conflictos. Un buen número de estos emigrantes son víctimas de la violencia y la explotación. Ese apoyo bilateral trabaja con las autoridades locales, las diásporas y las organizaciones internacionales y bilaterales, protege y apoya a los emigrantes amenazados, a los refugiados y a las víctimas del tráfico de personas y defiende sus derechos. A través de la Media Luna Roja Tunecina, proporciona ayuda de emergencia a los refugiados rescatados por mar y a los emigrantes en campamentos de tránsito. Hay que tener en cuenta que un emigrante presenta distintas facetas, en su mayoría contribuyen con su fuerza de trabajo a desarrollar la prosperidad de su país de residencia, como el envío de remesas a su país de origen. En el caso contrario, ante situaciones de conflictos y catástrofes naturales el tratamiento de los emigrantes debe ser considerado como asilados o refugiados, situación vulnerable que debe ser protegido en forma especial.
Las migraciones trae también consigo unos compromisos que debe ser considerados como proyectos a tener en cuenta: Un diálogo político internacional sobre la migración donde se busque soluciones globales y la configuración del diálogo político sobre la migración y el desarrollo a nivel internacional, la lucha contra la trata de seres humanos que busca proteger a las víctimas y apoya a los países que luchan sobre este fenómeno, los refugiados y desplazados internos donde debe haber un esfuerzo para proteger a las personas refugiadas y a los desplazados internos satisfaciendo sus necesidades fundamentales, las diásporas creando condiciones favorables, promoviendo los intercambios e implementando proyectos innovadores a fin que las distintas comunidades de migran tes puedan contribuir al desarrollo de sus países de origen y la migración laboral ocupándose de que los emigrantes estén informados en sus derechos y se beneficien de unas condiciones de trabajo con todos sus derechos. En relación a la seguridad en Egipto, se tomo en cuenta desde las revueltas de 2011 y, su respuesta se da por las protestas frente a las altas tasas de desempleo, la inflación, la carencia de viviendas y alimentos, salario mínimo, la corrupción, la falta de opinión, la violencia policial y otras de asuntos sociales. Luego vendría las manifestaciones políticas por el control del poder político, es decir, después de la revolución de 2011 en Egipto, Mubarak fue depuesto (en principio un logro de las manifestaciones) y en junio de 2012 hubo elecciones presidenciales. Resultó electo el candidato por los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, quien asumió el cargo el 30 de junio de 2012, siendo el primer presidente elegido democráticamente en la historia de Egipto. Pero en junio de 2013, el pueblo volvió a manifestarse, no estaban contentos con Morsi y con la situación económica y social del país. Y las manifestaciones fueron de tal envergadura que el Jefe de las Fuerzas Armadas anunció “Si las demandas de la gente no se realizan en el periodo definido, entonces corresponderá a las Fuerzas Armadas anunciar una hoja de ruta para el futuro”. Y al cabo de unos días, el 3 de julio en concreto, el Ejército se reunió con varias fuerzas políticas de Egipto y dio un Golpe de Estado. A los pocos meses, la Hermandad Musulmana (la de Morsi) fue ilegalizada por la Justicia por “usar sus instalaciones para almacenar explosivos” y ser una amenaza a la unidad y seguridad nacionales. Frente a estos acontecimientos la seguridad en Egipto ha sido y seguirá siendo un tema polémico, donde la peor parte lo lleva el turismo, por la razón que representa más del 12% de la economía del país, eso significa ser un tema tratado con máxima prioridad por el gobierno egipcio. Tener en cuenta un proyecto que mejore la seguridad en el África del Norte y el Mediterráneo, supera las buenas intenciones de los países que lo conforman, la intervención de países extranjeros que lejos de buscar una solución de paz y tranquilidad han agudizado el problema al actuar como incendiarios en estas zonas de conflicto.
Un proyecto de seguridad en Egipto debe estar enmarcada en cuidar su principal fuente de ingresos, el turismo y hacer que no siga disminuyendo porque llevaría a la ruina económica, social y política del país. Dicho esto, es conveniente y necesario prestar atención durante el desplazamiento a Egipto, considerando las normas básicas de auto protección como: informarse de la situación de seguridad a nivel de los medios de comunicación y sus actualizaciones; estar debidamente documentado; seguir las indicaciones de las autoridades locales principalmente en situaciones de seguridad; evitar lugares donde habitualmente se realizan actos de protesta y manifestaciones; no conviene estar mucho tiempo en edificios gubernamentales, puestos de control de las fuerzas de seguridad y comisarias que son lugares de riesgo de atentado terrorista. Un proyecto de seguridad dirigida hacia el turista lleva a la recomendación de la suscripción de un seguro médico, observar las costumbres y leyes locales, evitar el consumo, posesión o tráfico de drogas que están severamente castigados. Los derechos humanos y la seguridad en Egipto pasa por establecer estrategias y revisiones a nivel de los países que integran las zonas del África Norte y el Mediterráneo, donde la Unión Europea es uno de los principales actores externos que debe involucrarse, principalmente sobre la situación de seguridad, haciendo el máximo esfuerzo posible de los medios y fortaleciendo su voluntad política, sólo de esa manera poniendo en marcha instrumentos reales y creíbles se podrá avanzar seriamente en la seguridad de Egipto, el África Norte, el Mediterráneo y hacer frente a las amenazas que asedian al viejo continente.

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